DIARIO DE UNA ALBAYZINERA 1920

Ciber-novela por entregas en formato de Diario

19 de Enero de 1920, Lunes

Narrado por la autora
MaRGaRiTa MaRíN

Querido Diario:

Hoy es el cumpleaños de Madre.

Contaba Mama-Felipa que en plena época de los terremotos, en aquella navidad trágica de 1884, Concha, la mujer del abuelo que murió de cólera, estando embarazada del hermano pequeño de Madre, vio como la tierra se abría a sus pies.

Fue viajando a Granada en una carreta cuando, caída bien ya la tarde, un estruendo monstruoso quebraba la tierra a su paso dejando más de 900 muertos y miles de heridos por los pueblos de la zona. Tuvo que ser aterrador vivir aquello.

Cuentan que fue tan dramático que hasta el Rey Alfonso XII, enfermo de tuberculosis, viajó a Granada para conocer de primera mano el alcance de la catástrofe, muriendo pocos meses después por esta enfermedad.

A Madre le aterrorizan los terremotos por pequeños que sean, incluso cuando, inesperadamente, vibra la tablazón de la casa al paso de alguien que deambula por el piso, da un repullo incontrolable. Lo lleva dentro.

Hoy Madre cumplió 37 y sigue siendo esa muñequita preciosa a la que los caballeros le tiraban la capa al suelo a su paso por Plaza Nueva. Pequeñita pero linda, a pesar de los años que va cumpliendo, no deja de ser bella.

Padre, para festejar el cumpleaños, nos llevó a merendar al Alameda y luego, a las 5 de la tarde, al Cervantes a ver El Rey que Rabió. Me gusta cuando padre pasa tiempo con nosotras, no suele ser muy prolijo en estos menesteres familiares. Hoy fue muy atento con Madre.

Lo de la Zarzuela estuvo bien y muy divertida pero yo sigo empeñada en ir a alguna sesión de cinematógrafo en el Isabel La Católica. ¡Dicen que tienen hasta calefacción en la sala! El brasero de picón de casa no siempre es suficiente para entrar en calor a cuerpo parao.


Madre dice que 30 céntimos por barba son muchos céntimos para entrar en calor, que por ese precio nos hace, a cada una, una bufanda que nos dure varios inviernos. Cómo si una bufanda contara historias al son de una pianola. Siempre le da la vuelta a las cosas como quiere.

A 35 céntimos están vendiendo algunos el kilo de papas en el Mercado aunque el mismo Alcalde ha dicho hoy que no está dispuesto a consentirlo. Así que ha dado orden tajante de que no suban de 30. La verdad es que no está la cosa como pa’tirá’er dinero.

En realidad, cuando leo el periódico, a veces pienso que esta Granada mía tiene la sangre muerta. Aquí todo lo arreglamos con tertulias de salón y demás farfolláh, cuando deberíamos estar dando gritos como descosíoh pa’que alguien se apiade de nuestras miserables vidas.

«Mi tío se figura…»

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