Querido Diario:
El Rey Alfonso XIII viajará a la Argentina y es tanto el entusiasmo de la colonia española allí con la visita que al parecer el Gobierno Argentino está preparándole un recibimiento con tantos honores y agasajos, que dicen se van a gastar el presupuesto de tres años.
Y es que España y Argentina tienen lazos afectivos mucho más allá de la política. Mi vecina de abajo, mi amiga Isabelita, por ejemplo, tiene familia argentina y hace poco vinieron a visitarlos.
Otro que también tiene familia en Argentina es Manolín: sus abuelos. Por lo visto, los padres de su padre tenían una tiendecica de alimentos arriba en el Albayzín y como la gente estaba pasando tantas necesidades y no tenían corazón para no fiarles, to’se lo daban a la caña y terminaron arruinaícos.
Cuenta, Manolín, que como no sabían leer ni escribir y lo que fiaban lo apuntaban con una muesca que hacían con una navaja en unas cañas, cuando se arruinaron lo único que les quedó fueron dos canastos llenos’cañas.
Total, como los padres de sus abuelos tenían también sus oficios, entre unos y otros juntaron unas perricas y se decidieron por emigrar a tierras argentinas en busca de prosperidad. Pero ellos dos solicos, teniendo que dejar en tierra a sus hijos, al padre de Manolín y a su tío, bajo el cuidado de sus abuelos, que fueron los que al final los criaron porque como ellos no sabían ni leer ni escribir nunca más hubo contacto y no se supo jamás de sus vidas. Un drama.
Y es que el padre de Manolín no ha tenido mucha suerte en la vida. ¡Ángelico! Primero pierde a sus padres, luego enviuda de su primera mujer y ahora, como es albañil, sin tarea. Por eso Manolo se ha tenido que poner a trabajar ya, aunque, con lo listo y espabilao que es, seguro rompe esta especie de maldición familiar y termina siendo un hombre próspero.
Porque las cosas como son, es un chinche, pero es muy inteligente y trabajador pa’lo chico que es, y en el fondo tiene muy buen corazón aunque a él le guste jugar a lo contrario, pero es sólo de boquilla. A mí no me engaña.