Querido Diario:
D. Ricardo Martín Flores, ha costeado de su propio bolsillo las obras de un magnifico pilar para surtir de agua a los numerosos vecinos del Barranco del Abogado, y gracias también al súbdito belga D. Humberto Meersemans que ha cedido las aguas.
Un milagro, no sólo por el beneficio que esto reporta a los vecinos y a la ciudad, sino por lo que significa en esta tierra de promesas incumplidas y aspiraciones olvidadas, que la voluntad recta y altruista de D. Ricardo y D. Humberto, mejore algo que pertenecía al interés colectivo que nunca pudo realizarse, demostrando que no hay mejor política que la de los hechos.
Y es que los vecinos del Barranco, por muy humilde que sea su procedencia, tenían derecho a tener agua para beber o para lavar como cualquier otro habitante de Graná. Así, en la inauguración, las vecinas no dejaban de vitorear y aclamar a D. Ricardo para agradecerle su benéfica acción. ¡Normal!
Montaron una fiesta a la altura del acontecimiento. Con cohetes, adornos florales en el mismo pilar… Luego, D. Ricardo convidó a los invitados a pasteles, habanos y no sé cuántas cosas más.
¡Más generosidad no cabe!
¡Ay, si todas las clases pudientes hicieras un gestico de estos ca’uno!… Hasta la inscripción que ha colocado en el pilar hace referencia a este género de obras humanitarias y sociales:
“Primordial deber de una sociedad consciente y bien organizada, obligación de todos los ciudadanos con sentimientos de ciudadanía”
A ver si más de uno aprende la lección.
¡Grande D. Ricardo! Y D. Humberto, por la parte que le toca.
Jose Fernandez 14 marzo 2020
Pocos vecinos en la imagen………………………costumbres
Francisco 14 marzo 2020
Y ahí sigue el pilar.