Querido Diario:
Hoy fue San José, que aparte de ser día de fiesta nacional es el día de mi padre y el aniversario de boda de mis padres, así que para celebrarlo nos fuimos todos a merendar.
Primero, a la mañana, nos fuimos a la solemne misa que se celebra en la Catedral cada año y luego, para comer, Madre preparó una sartenáh de papah que no se la saltaba un gitano, con su cebollica, con sus pimienticos de cuernicabra, su tomillico… sus huevos fritos con ajos y aliñaos con vinagre…
¡Ummm, mare mía, que cosa más rica!
A la sobremesa vino también La Comadre, Carmela, mi madrina, que no se pierde un festejo y siempre que puede nos acompaña en cada celebración. Apareció con unos pastelillos para el postre para obsequiarnos en tan señalado día y después nos fuimos todos al Alameda a tomarnos un chocolatico caliente con mis tíos y mis primos.
Mi primo Paquito que es un quemasangres con su hermano chico, fue todo Reyes Católicos chinchando al pobre Antoñito y, como Antonito es un consentihillo, fue todo el camino llorando.
Total, al final la Tita Encarnita frita ya de tanto chicoleo infantil, acabó regañando y castigando sin merienda al grande. Pero Papá-Antonio cuando ya estábamos todos sentados intercedió por él con el socorrido:
– Perdónalo, mujer, si ya no lo va a hacer más ¿verdad, Paquito?- Paquito agachó la cabeza, dijo un «sí» dolido con el ceño fruncido y… ¡Santas Pascuas! ¡A merendar se dijo!
¡To’los conflictos se arreglaran así!
Este abuelo mío tendría que ser Ministro.