Querido Diario:
¡Mare mía, cuánto sinvergüenza anda suelto!
Lleva días siendo la comidilla en el barrio pero hoy ya han hecho pública la queja de los vecinos de Aljibe de Trillo en el periódico porque resulta que un “Club señoritos bien” han alquilado una casa en el número 6 para reunirse todas las tardes de 4 a 7, un gran número de socios con sus correspondientes damiselas y a plena atmósfera.
No contentos, le añaden a su descaro, que la casa en cuestión tiene una terracica de metro y medio que muestra al exterior todo el escenario y los actores, y el público que ocupa la platea no son más que toda la chiquillería de la zona que ansiosos por lo desconocido y prohibido no dudan en acudir a ver el espectáculo.
(Mare mía, me imagino toda la panda al completo de los hermanos de Manolín por allí, y me da algo…)
Dicen que son tantos los gritos y algarabías que ya resultaría escandaloso si se dieran en la mismísima Manigua. Y, por lo visto, comienzan ya a haber hostilidades entre la chavalería y la horda de señoritos desvergonzados e inmorales, que hacen de cada tarde un escándalo deplorable, avasallando con sus repetidos excesos, lo que antes era un vecindario tranquilo.
¡Hay que ser inmundos! Se creen que por tener dinero pueden hacer lo que les venga en gana y que pueden obtener de unas pobres desgraciadas de moral distraída lo que no merecen, ni uno, por su falta de hombría.
¡Unos hijos del mismísimo Diablo! ¡Unos asquerosos sinvergüenzas!
¡Indecente, obsceno e indecoroso…!
¡Qué asco, mare mía!