Querido Diario:
Después de haberse cumplido el año de gestión de la Alcaldía y haber echado las cuentas, se han pagado 110.342,70 pesetas de deudas pendientes y gastos, y han quedado en caja 59.147,30 pesetas. No sé qué decir que no esté dicho ya:
Se acabó que se distraigan 1.000 pesetas al mes de la Asociación de Caridad, pagar el traslado de una fuente por dos veces, las simulaciones de subastas de estiércoles, el gasto de los miles de duros en arreglar el camino de las caserías de los amos, el chanchullo de los Consumos, la venta de excelentes caballos por el precio de lo que vale uno de cartón…
Y esto no es sólo por la honradez de D. Antonio (Ortega Molina), sino por su talento para la gestión, su rectitud y su amor a Granada, que creo yo han quedado ya más que demostrados y por eso deben estar tirándose de los pelos los del Gobierno al verlo tan cariñosamente reelegido. Ahora la gente ha visto que hay otra forma de hacer las cosas y se les acabó el mangoneo. (Mira, tú, qué pena)
¡Pues, ea, a volar! ¡Eso es lo que hay!
Por otro lado, que to’hay que decirlo, les han subido aún más las tributaciones a los pescados que se venden en los locales de la Romana y los pescaeros están que trinan. Normal.
De esta forma le obligan a vender el pescao más caro que en otros sitios y encima venderán menos. ¡Que dos céntimos más por kilo de pescado es dinero! Y más si se tiene en cuenta que es la carne de los más humildes.
¡No sé yo ya qué vamos a comer!
Porque si echamos cuentas:
Tenemos que el dueño que manda el pescao para venderlo en subasta pública, entre el porte de tren que lo han gravado con el 15% sobre la tarifa general, con la amenaza de subida a un 50%, el impuesto de Consumos, a razón de más de doce pesetas por kilo más luego el acarreo.
Después, súmale, Romana y mermas naturales, que desde que sale de Málaga o desde nuestras playas granadinas, viene a ser unos 45 céntimos de pérdida por Kilo.
Y le agregamos ahora a esto el coste de salazón, nieve, envase, mano de obra y caballerías que lo traen… ¡Mira a ver tú a qué precio lo tiene que vender el de la pescadería de abajo!
Y lo que es peor, el cliente: ¿Cómo saca dinero de donde no lo hay?
¡Van a vender gabinas!
Veremos a ver si no le están buscando la ruina a las pescaderías. En fin, a ver como salimos de ésta también…
Dicen que no hay mal que cien años dure…