Querido Diario:
Pues hoy, al terminar su primer día de trabajo en la botica vino Manolín a casa y empezó a contarme entusiasmado su jornada. Dice que en la rebotica han estado haciendo fórmulas magistrales y que hoy le había estado enseñando D. José a hacer Pomada de Rosas para los labios y me ha regalado una latilla para mí hecha por él. Y otra más que llevaba para su madre.
Me encanta el agua de rosas pero lo de la pomada labial no lo había probado nunca. ¡Mare mía, qué gusto! Es como una vaselina de color rosa que huele a rosas y sabe a rosas, en una cajilla de lata chiquitísima con tapadera y que te aplicas directamente con el dedo pero te deja los labios como la seda de suaves. ¡Qué maravilla!
Todas, mi madre, mis hermanas, las niñas del taller, hasta Loli, han metido el dedo en el bote para probarla y untarse un poquito y, por supuesto, ya quiere Adora una, también, para ella. ¡Cómo no! Le ha dicho que la próxima vez que haga le trae una latica para ella por no escucharla, pero a mí me ha dicho que esta me la regalaba para que este Corpus luciera los labios más bonitos de toa Graná.
¡Qué zalamero, este Manolo! ¡Y qué detalle más bonico y con tanto postín que se ha marcao!
No, si verás que se está volviendo ya un tío formal. Hoy ni se ha acordado de cantarme coplillas…