DIARIO DE UNA ALBAYZINERA 1920

Ciber-novela por entregas en formato de Diario

15 JULIO DE 1920, JUEVES

Narrado por la autora
MaRGaRiTa MaRíN


Querido Diario:

Que dice El Defensor que la Comisión de Turismo del Ayuntamiento parece que al final ha decidido ya dar señales de vida y ponerse en marcha.

Por lo pronto, se han adoptado unos acuerdos que deben cumplirse para fomentar el turismo como facilitar la estancia de los turistas en Granada o poner en condiciones los accesos aquellos parajes que tienen un interés pintoresco, panorámico o artístico. Arreglo de pavimentos, inspección de carruajes, la vigilancia sobre hoteles y fondas, la instalación de una oficina informativa y la desaparición de todo espectáculo bochornoso en la vía pública.

Veremos a ver en qué se queda, pero lo mejor es la propuesta que hace el periódico al Ayuntamiento en cuanto a lo que se refiere al barrio del Albaicín. Ciencia ficción me parece, vamos. Dice:

«En el Albaicín que es el barrio más típico, más pintoresco, más interesante de Granada, cabe hacer mucho, porque la vía pública deja mucho que desear; porque algunos rincones bellísimos están abandonados y sucios, porque algunas calles carecen de un pavimento medianamente transitable; y porque no existen cómodos miradores de donde pueda el viajero contemplar a su placer los hermosos panoramas que de aquellos parajes se vislumbran»

Y a lo que yo añado:

-Y así se quedará, por los siglos de los siglos, con su abandono, la falta de pavimentos y la suciedad porque no es tránsito obligado diario de los peritas en dulce que habitan la Gran Vía.

A buen entendedor…

Me pone mala tanta dejadez, parece que en esta ciudad la gente pobre no merece caminar por sus calles como las personas, en vez de como las cabras. Primero, echan a miles de pobreticos de su barrio para hacer la Gran Vía por interés y lucimiento de los grandes industriales y comerciantes,  y ahora, ahí os quedáis hacinaos, viviendo en la miseria de las miserias…

Eso sí, veinte años después vamos a vender este Albayzín hecho con retales de derribos y cascajal  como pintoresco, a ver si le sacamos alguna perra más a los turistas que los pobres monos de feria estos no tienen ya ni pa’pan y ya no los podemos estrujar más.

¡Así no hay quién prospere!… Siesque no tenemos ni arreglo, ni talento, ni vergüenza…

Que no es que a mí me parezca mal que vengan los forasteros a verlo, por mí estupendo, pero lo que me encorajina es lo poco que le importamos a la ciudad, que si fuera por facilitarle la vida a los vecinos, ni se plantearían el arreglar ni limpiar nada.

Manuel Beltrán Ayala (Manolín)
con sus amigos en el Mirador de San Nicolás.

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