29 JULIO DE 1920, JUEVES

Querido Diario:

Pues comenta hoy El Gnomo del Albayzín que al parecer el Aljibe de la Vieja, musa de poetas por su encanto de rincón escondido y la belleza de su entorno, desprende este verano un hedor insoportable a bicho muerto y agua pútrida.

¡Estamoh’güenoh!

Yo no digo ná, porque el tema del agua este verano me tié’ya frita. Nosotros, por suerte, en la casa tenemos un pilar en el patio y no tenemos que andar a los aljibes a recogerla pa’acarrearla, pero tampoco es que sea una bicoca que no siempre dispone de agua y este verano también nos está dando que hacer el cañero…

En fin…

¡Vaya veranico más entretenido estamos teniendo con este tema!

Pero que no es sólo en el Albayzín, tampoco tienen en el Aljibe del Cerrillo de Maracena, ni en el nuevo edificio del albergue de El Refugio… Bueno, eso es por otro tema. Resulta que estos no tienen ni aguas potables, ni alcantarillado y no pueden trasladar a los enfermos allí con esas condiciones. Pero, vamos, que ¡chica broma tenemos este año con el tema de las aguas!

Entre la falta de agua y la carestía…

¡Pues no han subido otra vez los precios! Ahora le ha tocado a las carnes. ¡Qué jartura, mare mía!

Cómo estará la cosa por todo el país, que en Torrelavega, en una de las colas para comprar aceite a precio de tasa, con el ansia de la gente por acceder al dorado elemento, empezaron a achuchar, achuchar, achuchar y casi asfixian a un chiquillo que también estaba esperando su turno. Al parecer está gravísimo el chavea.

¡Tú dime que eso es normal! Pues eso es lo que hay.

¡Miseria, mucha miseria!