Querido Diario:
Ya estamos en el cortijo. Bueno, yo le llamo “cortijo” pero no es lo es exactamente. Es una casa grande a las afueras del pueblo, pero como todo lo que tenemos alrededor pa’riba ya es campo, cuando chica a mí me parecía un cortijo y con “cortijo” se ha quedao…
No hay mucho que contar, entre el viaje, el saludar a la familia que estaba por aquí a darnos la bienvenida (hasta mi prima la recién casá ha venido a recibirnos) el acomodarnos, el organizarnos ya las tareas para mañana… Total, se ha pasado el día en una volá y no tengo sensación de haber hecho mucho.
Nos han preparado un catre grande en la habitación de mis primas para que durmamos las tres juntas en el mismo colchón, vaya que la peque pase miedo por la noche… Así tendrá a sus hermanicas a su lao para que se sienta cobijá.
Aparte de colaborar en todas las tareas de la casa, como es normal, a mi tía le gusta otorgar alguna responsabilidad concreta para que nos centremos. Así que a mí me han dado el cargo de las gallinas, a Adora, los conejos y Carmelita la hemos nombrado nuestra ayudanta particular.
Así que, sin más por la presente, nos vamos ya a la cama que estos se levantan a trabajar con el kirikikí del gallo.