Querido Diario:
Pues ya he terminado de leerme todos los periódicos atrasados y la sensación que me queda es poco halagüeña…
Con la galbana del verano y el transcurrir apacible de la vida en la ciudad parece como si no viviéramos bajo la presión de graves problemas en Granada. Pero apenas levantas la mirada un poco más allá del horizonte local y el ambiente no resulta nada tranquilizador.
La vida nacional presenta una deplorable multiplicidad de conflictos. Las cuestiones sociales se han recrudecido en términos peligrosos. Estallan las huelgas con una frecuencia alarmante. Apenas se resuelve un conflicto, se ha planteado otro, como si quisieran mantener adrede un estado de anormalidad y perturbación. Y no hay más que ver la gran cantidad de turbulentos incidentes que surgen cada día por el resto del país para convencerse sin mucho esfuerzo que la cosa no va naíca’bien.
La agitación obrera no sólo no se ha calmado sino que se manifiesta con mayor violencia cada vez que parece iniciarse una pacificación. Los agitadores no demuestran cansancio alguno y no pierden fuelle en ningún momento. Ni tampoco se vislumbran medidas de un buen gobierno capaz de salvar la situación. Cada día una nueva fuerza perturbadora nace en el ambiente nacional creando mayores dificultades.
No pasa un día sin que se registre uno de estos actos criminales engendrado por la venganza y el odio que hieren terriblemente la imaginación popular. En Valencia o en Barcelona la matanza de hombres continúa en plena calle con una impunidad aterradora y la acción del gobierno, ante estos crímenes sociales, sigue siendo insuficiente por no decir inexistente, porque limitarse a poner el grito en el cielo soluciona poco, si no es que complica más la cosa.
En España el poder público se ve cada vez más debilitado por sus propias torpezas abriendo un boquete por donde se cuelan todas estas indisciplinas. Llevamos ya muchos años de peligrosísimo desgobierno y esto necesariamente acabará mal, muy mal. No tiene ni pies ni cabeza. Es todo un despropósito detrás de otro.
La vida en Granada de momento es tranquila pero fuera de aquí la agitación cunde y la violencia crece. Menester es que sepamos mantenernos así, que aquí tendremos nuestras cosicas, no te digo que no, y nos parece que está tó manga por hombro, pero viendo lo visto… ¡Virgencita que me quede como estoy!
¡Con lo a gusto e ignorante que estaba yo en el pueblo!
Antonio 11 agosto 2020
Años duros los que le tocó vivir a nuestra albaycinera, preludio de lo que estaría por llegar. Los mayores de hoy en día se empeñan en comparar aquellos tiempos con los que se viven ahora, nada que ver gracias a Dios, como decía la abuela;¡¡ Virgencica que me quede como estoy!!
MARGARITA MARIN 11 agosto 2020 — Autor de la entrada
Cierto es que cien años después sugen paralelismos a veces espeluznantemente parecidos, la diferencia básica es que de momento disponemos de un estado de bienestar que mantine la paz social y una democracia más madura (y que no se puede comprar uno una pistola tan fácilmente pa’ irse a la calle😬) pero es inevitable reflexionar sobre estos parecidos para saber donde pisamos y no perder la perspectiva. 🙏🍀
Antonio 13 agosto 2020
Eso le digo yo a mi padre cuándo me dice que lo que vivimos ahora se parece mucho a la época de tu abuela y le contesto tal y cómo tu dices; Que la gran diferencia es que los de ahora no llevan pistola al cinto, sino… otro gallo cantaría. Menos mal que en algo hemos mejorado, porque en lo demás vamos a peor. 🤔