20 AGOSTO DE 1920, VIERNES

Querido Diario:

¡De tó se entera una, chiquillo!

El ebanista enamorado aquel que dijeron que se había liado a tiros en la calle Arandas hace unos cinco meses (http://www.diarioalbayzinera.com/wp-admin/post.php?post=1367&action=edit) la ha vuelto a liar, pero bien, ayer por la tarde, a cosa de las ocho y media…

Anda que…

Resulta que en esta calle vive una agraciada señorita, hija de familia’bien, novia, también, del aristocrático D. Miguel Rodríguez Acosta (López Nuño) que desde hace ya tiempo venía recibiendo amenazas del ebanista (Rafael Rodríguez) porque, por tripillas, quiere ponerse en relaciones con la muchacha. No sólo importunando a la chiquilla constantemente, sino montando alborotos cada dos por tres.

La familia, atemorizada y violentada ya de más con el chalao, en repetidas ocasiones, puso en conocimiento de la autoridad el acoso y agresividad que venían recibiendo del Loco’Pitres éste.

Desde aquí se dieron estrictas órdenes  a Policía y Seguridad de que mantuvieran la zona vigilada y ahuyentaran al desequilibrado ebanista de su calle y alrededores. Pero hace cinco meses, estando D. Miguel pelando la pava con su novia en la reja, como mandan los cánones, apareció el chiflao, una vez más, con la cantinela de que no podía tener más novio que él y se lió a golpes con el joven galán, teniendo el muchacho que sacar su revólver y lanzar disparos al aire para quitárselo de encima.

(Fíjate que un principio lo que se dijo es que quien sacó la pistola fue el ebanista… Pues no, fue el pretendiente para espantarlo. Pero, vamos, lo mismo da que da lo mismo… porque no lo hace menos mala bestia al maníaco carpintero)

Hace dos días, por lo visto, se fue a la iglesia de San Justo y Pastor a esperar a la muchacha a que saliera de misa, pero la avisaron de que estaba allí y ésta a su vez, escapó para ponerse a salvo y dio aviso a la policía también. Al llegar los guardias a la iglesia, el loco salió corriendo huyendo, y se montó tal escandalera que la gente se pensaba que se trataba de un anarquista, creando el pánico entre los transeúntes.

En fin, que ayer, D. Miguel, estando cortejando a su amada por la reja, un día más, apareció el ebanista con un formón y lo agredió por la espalda. El Sr. Rodríguez Acosta, aún herido comenzó a luchar con el orate, mientras éste más viajes le asestaba con su puñal improvisado. Lucharon, lucharon, y el muchacho finalmente pudo arrebatarle el formón, momento en el que el otro salió huyendo velozmente como quien ve al Diablo, dejándose hasta el sombrero abandonado en el lugar.

El chiquillo, herido, se fue directamente al Gobernador Civil a contarle lo sucedido, y el Sr. Canga-Argüelles mandó llamar a la Casa’Socorro para que se acercara algún galeno a la calle Duquesa a atender al lastimado novio allí mismo, quien se llevó varios cortes pero pudo sobrevivir al ataque.

Dicen que la suerte de la fea, la guapa la desea pero ¡ya me dirás tú qué culpa tendrá la chiquilla de que un loco se obsesione con ella!