Querido Diario:
Comienza el curso en las escuelas nacionales: hacer matrículas, puesta a punto de los materiales y volver a ver a los amigos que no has visto en todo el verano. Todo un acontecimiento. Ya está Adora que no cabe en sí.
Por otro lado, el nuevo inspector Provincial de Sanidad ha llegado dispuesto a realizar una interesante labor que dé solución al grave problema sanitario que tenemos en Granada.
Cuando este distinguido funcionario conozca a fondo y sobre el terreno todas las deficiencias que tenemos, y la pila de cosas que quedan por hacer, no le va a quedar otra que ponerse manos a la obra inmediatamente porque se dará cuenta de que por poco que haga significará una gran mejoría.
Con una simple visita por las calles de Granada bastará para convencerse de que aquí están sin resolver lo más elemental de la cuestión sanitaria.
Vamos, por no haber, no hay ni siquiera un modesto sistema de higienización que sirva de garantía al vecindario para defenderse contra los peligros de invasiones infecciosas.
Y no sólo están pendientes reformas trascendentales, como aguas o alcantarillado, sino que hay un problema de limpieza pública que hace más gravosa la cosa.
Lo dicho, de arriba a abajo, de abajo arriba, está todo por hacer en esta materia.
Eso sin mencionar que no disponemos de elementos organizados en Granada para hacer frente a cualquier epidemia, en caso de que viniera alguna.
No hay más que ver lo que ha pasado con el tifus este verano. La opinión se alarmó extraordinariamente, aunque las autoridades granadinas, siguiendo su habitual táctica, hizo mutis por el foro en vez de solucionar nada, creyendo, como es costumbre, que el silencio es lo provechoso para estos casos.
Pero que si los gobernantes callan, no son mejores los granadinos, que a la vista está la carencia de disciplina sanitaria que hay en las calles. En algunos barrios el abandono es tan grande que hace pensar en las condiciones urbanas de otros poblados más al sur de Europa.
La gente no está habituada a prácticas sanitarias y ni echan en mente que la higiene pública es cosa esencial en la vida de las poblaciones, con lo que colabora poco en mejorar esta situación de abandono y dejadez.
Entre los buenos propósitos enunciados por este nuevo inspector, figura el estudio y la solución de dos problemas que afectan hondamente la vida de Granada: El abastecimiento de agua potable y la construcción de una moderna red de alcantarillado.
Pues, bienvenido sea el Sr. Inspector y ya estamos tardando, que todo esto tendría que estar acabado pa’ante’ayéh.