5 SEPTIEMBRE DE 1920, DOMINGO

Querido Diario:

Ya podría el Ayuntamiento construir unos puestecicos de flores en condiciones, como ya se pensó alguna vez, en la plaza Bib-Rambla, para que las floristas pudieran exhibir sus mercancías más dignamente que los que hay ahora junto al mercado, que están que dan vergüenza ajena.

No es ya sólo que no está na’de bonico tener las flores en unas mesas sucias o en el mismitico suelo, sino que la dejadez por este asunto es ya tanta que, en realidad, han llegado a tal declive que sólo quedan un par de puestos locos, destartalaos y percudíos de mierda (con perdón).

Entiendo que con la que tenemos encima nuestros concejales tengan cosas más importantes en las que pensar pero, para un problema sencillo que podrían solucionar fácilmente, ya podrían lucirse un poco también con estas pequeñeces que son las que le dan aspecto, prestancia y colorido a una ciudad.

Yo no sé, pero a mí me da fatiga de que venga nadie de fuera y vea nuestras flores, que deberían ser el máximo exponente de nuestras bellezas y vergeles, metidas en latas que fueron de conservas de pescao o en canastos desvencijaos y viejos por el uso, sin decoro alguno, mientras que en ciudades como Barcelona o Valencia sus mercados floristeros son un verdadero alarde de buen gusto y elegancia.

Si no pueden en Bib-Rambla mientras que estudian la cosa y ven la viabilidad del asunto, pues allí mismo en la plaza de las Pasiegas, en la misma acera en donde están ahora, pero con unos puestecicos en condiciones, limpicos y con buena presentación.

Si eso, con cuatro mostradores de mármol que seguro tendrá el Ayuntamiento por ahí arramblaos en algún almacén sobrantes de otros mercados, y con un puñaíco‘ladrillos y mezcla… ¡Lo tienen enjaretao en un rato si quieren!

Sea como sea, tienen que darle un arreglo a eso que está hecho una vergüenza.

Y más ahora que se acercan las fiestas de Otoño.