Querido Diario:
Hoy, en la columna de Ecos del Albayzín del periódico, dedican un artículo interesantísimo que advierte del atropello al que se le está sometiendo a nuestras murallas, sin que las autoridades hagan nada para evitarlo.
Al parecer algún contratista desalmado con ambición desmedida, y amparado por los Ingenieros de Obras Públicas que consienten el derribo de las murallas y torreones del Albayzín (murallas de San Cristóbal), utiliza estos materiales para la construcción de un muro contratado a base de cal y canto, de piedra, ladrillos y mezcla.
¡Pues estamos buenos!
¡Que esto ya no es desvestir un santo para vestir otro! ¡Es destrozar murallas con siglos de existencia! Nuestros monumentos y patrimonio histórico.
De verdad que no tenemos arreglo…
En fin, pero la noticia del día, la que anda en boca de todos, ha sido otra. El incendio de la Fábrica de Pastas que hay en la cuesta del Pescao.
¡Un novelón!
Anoche, a cosa de las diez y media, un transeúnte que pasaba por allí, notó que salía humo por las ventanas de la fábrica. En seguida, dio aviso al sereno que no perdió un momento en alertar al dueño, D. David Sánchez Mesa, que estaba allí mismo, para contarle lo que estaba ocurriendo.
Éste, al ver el peligro, por una ventana del segundo piso, se descolgó con una cuerda y una sábana, teniendo que ser auxiliado por un criado suyo que se descolgó por otra cuerda para poder ayudarlo.
Al parecer, el incendio se inició en una habitación llena de envases viejos de la planta baja, aunque no tienen ni idea de cómo se originó el fuego. Pero a la hora, dicen, que el edificio era una auténtica hoguera.
Las casas de alrededor fueron desalojadas y los vecinos, rápidamente, organizaron un servicio de cubetas, lanzando agua a la parte incendiada, con gran heroísmo, pero con poco resultado, porque el fuego seguía creciendo por momentos.
A los cinco cuartos de hora de empezar a sonar las campanas, llegó “un” bombero. (Sí, como lo oyes, ¡un solo bombero!) Y al poco llegó ya algo del detestable material que tienen. Total, hacia las cuatro de la mañana se hundió la parte de arriba y todavía esta mañana seguían con labores de extinción.
Menos mal que los arquitectos que estuvieron allí supieron distribuir los cortes para que el fuego no alcanzara los edificios de al lado y hoy no hay que lamentar víctimas pero, no te quiero contar, si hubiera llegado a la Fábrica de Textiles del Sr. Garrido, en el callejón del Tinte. Aunque por precaución fue desalojada en parte y colocaron una bomba en el patio por si los acasos…
¡Vaya ruina! Pa’llorar…
Odio los incendios, los truenos y los terremotos.
¡Me muero del miedo que me dan!
Antonio Miguel 20 octubre 2020
Curioso que Granada fuera la primera ciudad de España en crear un cuerpo de bomberos y zapadores allá por Febrero de 1821 y sin embargo para ese fuego tan tremendo acudieran tan poquitos efectivos y mal pertrechados. Las cosas que pasan en Grana no pasan en ningún lado. Lo que no deja de ser constante es la información que nos da nuestra albaycinera, esta entera de to.😃
MARGARITA MARIN 21 octubre 2020 — Autor de la entrada
¡No da puntáh sin hilo esta niña!
En esta época, según se queja continuamente El Defensor de Granada, el material de bomberos estaba muy viejo ya y sobre todo las bombas les fallaban más que una’scopetilla’feria. Pero en este caso en concreto, la tardanza y problemas que se presentaron en la extinción, tras varios fallos seguidos en otras extinciones anteriores, fue la gota que colmó el vaso, y produjo una fuerte queja popular que obligó a tomar medidas al Ayto. para mejorar las condiciones materiales del cuerpo de bomberos.
Lo mismo el material que tenían los pobres era del siglo anterior… jejeje No sería de extrañar…