Querido Diario:
Ya han empezado las obras de reparación en el Arresto. Bueno, pan pa’hoy, hambre pa’mañana. Un parcheo para ir tirando pero el edificio está tan ruinoso como para tirarlo y levantarlo nuevo.
Hoy venía en El Defensor un artículo de Ruíz Carnero analizando la Política de Juventud que me ha resultado muy interesante y que no sé si voy a ser capaz de explicarlo, a mi manera pero lo voy a intentar.
Viene a decir que la vieja política de partidos es como un canasto de manzanas llenas de botanas por todos lados que van estropeando unas a otras y que sólo se ven si uno se asoma desde fuera del canasto y no como militante de alguno de estos partidos.
Y el problema está en que la tendencia fraccionaria ha fracasado y vuelve a la unificación de las antiguas agrupaciones gubernamentales. Y es asombrosa la facilidad de adaptación de muchos hombres públicos a la fórmula proteccionista prescindiendo muy fácilmente del principio ideológico que debe orientar una política sana.
Lo que acentúa el divorcio entre la política y lo social, que prolifere el anarquismo y aumente la lucha de clases a tiro limpio en las calles que rompe cualquier sistema de concordia.
Pero entre este tira y afloja ha surgido un tipo de hombre no político que lejos de esa masa muerta e insensible de la vieja política de partidos, se mueve activamente en el campo social, como una fuerza vigorosa que propicia a la expansión revolucionaria, no sólo fuera de la política, sino que se declara incompatible con ella.
Total, que tras elecciones se va a formar un nuevo Parlamento sin representación de estas fuerzas nuevas tan necesarias para un buen gobierno y aumentará aún más la distancia en el entendimiento entre la política y lo social.
Y según Ruíz Carnero, la única esperanza que ve es que se creara un partido sólo de juventud que rechazara la postura acomodada y disciplina de los partidos e impusiera una nueva recta constructiva.
Pero me temo que eso ya como no sea para las próximas elecciones, poco arreglo tiene ahora…