Querido Diario:
¡Mare mía! Trae hoy El Defensor un suplemento de dos páginas dedicadas a la apertura del Gran Coliseo Olimpia, con fotos, su historia para ponerlo en marcha, su futuro como empresa, sus características arquitectónicas y artísticas inspiradas en el arte griego…
Hasta han construido en el sótano un aljibe de 60.000 litros con unos aparatos para que suban el agua hasta las baterías, en donde están colocadas las mangas de enchufe que dominan todo el local para que en caso de incendio permitan inundar la sala en brevísimo tiempo.
Con telón metálico, pararrayos, terraza con muros cortafuegos… ¡Segurísimo!
Aparte de la Sala de Butacas con 22 metros de largo por 15 de ancho, hay una sala para bar, una sala para juntas, contaduría, la cabina de proyección, «guaterclós» y dependencias sanitarias… Un recibidor independiente para la entrada general, para acceso y salida por la calle Lecheros. Y han eliminado los clásicos graderíos disponiendo grandes filas de bancos (comodísmos por lo visto) para que el público goce de las mayores comodidades al margen del precio de la entrada que pueda pagar.
¡Qué cosa más fantástica! Deseando estoy ya de ir a verlo y disfrutarlo.
Para hoy hay tres funciones, y lo mejor, por respeto y consideración a las señoras ¡está prohibido fumar dentro de la sala! Pues se agradece, la verdad, porque a veces se hace insoportable como te toque uno al lado de esos que no paran de darle al humo.
Así que para fumar hay que irse al bar. ¡Bien pensao!
Es un poquillo más caro que las otras salas y teatros pero me pilla más cerca, (vamos, al lado) y es majestuoso, seguro que así cuesta menos encontrar entradas.
Hoy no se habla de otra cosa. A la salida de misa todo el mundo, hubiera asistido o no, comentaba el estreno de ayer. Dicen que fue un espectáculo digno de admiración y que, como me imaginé, no quedó ni un asiento libre por ocupar.
Ahora sólo queda que saneen las calles de alrededor de tan magnífico teatro, único en su especie, que están de mírame pero no me toques…