Querido Diario:
Pepe el de Lanjarón, conocido delincuente sin domicilio en esta capital, y buscado hace tiempo por los juzgados de El Salvador y Sagrario, además de por robo de caballerías, por no sé cuántos delitos más, fue detenido anteayer por las fuerzas de Vigilancia y Seguridad.
Finalmente tan intrépido “licenciado en presidio” fue pillado en la plaza vendiendo seis cardos que había robao.
No me digas tú que…
¡Tiene guasa la cosa! Tanto delito y al final lo agarran por unos cardos. En fin, ya han dado con él y ya está entre rejas. Espero que con los cardos alguien haga un buen puchero a su salud.
Hoy es el día de la Medalla Milagrosa. La medalla de la Inmaculada Concepción (mi Santa) que fue diseñada por las propias indicaciones que la Virgen le dio a la novicia parisina de la Hermanas de la Caridad, Catalina de Labouré. En la segunda de sus apariciones, un 27 de Noviembre, allá por el año 1830.
En esta aparición, de los anillos de sus manos salían rayos, y le dijo que eran tiempos especialmente duros para los pobres que estaban desempleados y para los refugiados de las distintas guerras. Que esos rayos eran las gracias que ella obtiene para quien se las pide pero que sin embargo, aun estando disponibles nadie lo hacía.
Entonces María le dijo a Catalina: -Haz acuñar una medalla según este modelo. Quienes la lleven puesta recibirán grandes gracias, especialmente si la llevan alrededor del cuello.
La Medalla se construyó para 1832 y Catalina, aunque le explicó a su confesor cada una de las apariciones que había tenido con detalle, ella no reveló que había recibido el diseño de la Medalla hasta un poco antes de su muerte, 47 años después.
Dicen que cuando la Santísima Virgen le dio el diseño de la medalla a Santa Catalina Labouré, le dijo: -Ahora deben dársela a todo el mundo y a cada persona.- Y la Asociación de la Medalla Milagrosa repartida ya por todo el mundo entero, lleva a cabo la petición de Nuestra Señora de muchas maneras, incluyendo la de ofrecer una Medalla Milagrosa gratis en su día.
A mí nunca me falta la mía que llevo siempre prendida con un alfiler por dentro del saquito y bien cerca de mi corazón, a la que siempre que deseo algo de verdad se lo pido y le rezo cinco ave marías. No es que te lo conceda como si fuera algo mágico o un amuleto, es simplemente saber que ella te escucha y te ampara, aunque no sepamos qué camino va a escoger para ello, ni cuándo. Pero ahí está siempre contigo.
Yo confío mucho en ella.
Me voy pitando ya para la misa que se me hace tarde.
Nota de la autora: No podía pasar por alto el Día de la Medalla Milagrosa por su enorme contenido sentimental para mí. Recuerdo perfectamente aquella hornacina con la Virgen Milagrosa que iba pasando de casa en casa por el Albayzín (cada día se custodiaba en una casa) y que yo, de niña, transportaba a la siguiente vecina desde la de de mi abuela (porque Conchita no podía ya subir por estas cuestas) como uno de los objetos que más afectos, recuerdos y sentimientos hacia mi abuela me reúne y compila en una imagen.