Querido Diario:
Se acerca el día de la Inmaculada Concepción. Comienza mañana en la iglesia de El Salvador la novena que la piadosa asociación Hijas de María consagra a su titular y patrona. Y comienzan en casa los preparativos para celebrar el día de nuestro santo (el de mi madre y el mío).
El Día de las Conchas. Día grande en la familia donde los haya, en el que nos iremos toda la familia a la Golilla de Cartuja a comernos un arroz con pollo y después agasajaremos con una meriendilla en casa a aquellas visitas que tengan a bien acercarse a saludarnos el día.
Seguro se pasará alguna parienta, vecina o amiga, pero la que no falla seguro será la comadre Carmela, mi madrina, deseando estoy de verla (a ella y a sus pestiñicos, claro)
Pero, entre tanto, hay ya que ir organizando avíos y trabajo para poder tomarnos unos días libres de cualquier compromiso que no sea celebrar con los demás nuestro día y después irnos a Güevéjar a la matanza.
El día 8 haremos una merienda en casa para las visitas pero también prepararemos alguna mesica con gollerías para la chavalería de la casa en el ojo’patio, mientras los mayores hablan de sus cosas arriba.
Hay que hacer las compras y preparativos con tiempo porque tal y como está el tema de las subsistencias no se puede dejar para el último día, vaya que nos encontremos a la hora’horáh sin harina, aceite o azúcar. Y, a la vez, hay que ir preparando el equipaje para estar unos días fuera.
Nos vienen ahora unos días de mucho trajín en la casa, en el taller y en el cortijo pero luego se alegra una de tanto esfuerzo. Al menos salimos de la rutina y llenamos el arcón matancero.