Querido Diario:
Día de las Conchas.
Hoy a las cinco y media daba comienzo la novena a Nuestra Inmaculada Madre Purísima de la Concepción en la parroquia de San José y este año para dar comienzo y lucimiento a tan magna celebración con todo esplendor, han colocado un hermoso alumbrado eléctrico: Exposición, Rosario, Sermón, Novena cantada, Salve y Letanía.
Aunque con el día de festejos que tenemos hoy en casa, “perdone usted, por Dios, hermano”, no hemos ido. Fuimos a misa esta mañana bien tempranico a cumplir con Dios y la Virgen, y luego a la Golilla de Cartuja a zamparnos con alegría nuestro arroz con pollo.
Ná, la de siempre, nuestro arroz, nuestras cancioncillas, nuestros chascarrillos y la grata compañía de los tuyos. Por supuesto hemos convidao también a las niñas del taller a celebrar con nosotras y Loli estaba que no le cabía más asombro en sus ojos.
¡Ángelica! Decía que el plato de arroz estaba tan “bonico” con sus trocicos de pollo, sus guisantes y sus pimientos morrones que alimentaba con sólo verlo y le daba pena comérselo.
-Anda, come y déhate de tanta contemplación, que esto no es un cuadro y frío no está güeno- arremetió la Sole para a continuación chincharle a la Patro- ¡Qué calláh que estás ahora! ¿no, Patro?
-¡Aro! ¡ Oveja que bala, bocao que pierde!
Siempre están con las mismas historias, parecen que hasta ensayaran el sainete…
Luego a tarde nos vinimos a preparar la meriendilla y la Comadre, como era de esperar fue la primera en llegar, con sus pestiñicos y unos rosquillos fritos para la chavalería.
También, como buena madrina, me trajo un regalillo: una preciosa bufanda roja de lana con flecos que ella misma me ha tejido. ¡Me ha encantado! No sólo por bonita y tierna que resulta al tacto, sino porque cada punto es un cariño que me ha dedicado y con lo larga que es lleva más cariño que ninguna.
Papa Antonio me ha regalado un libro de Fábulas de Iriarte ¡con cuarenta y ocho cuentos y sesenta y siete grabados! y ya ha aprovechado también la reunión familiar para darnos a todos los nietos el aguinaldo.
Y a última hora, Manolín, se ha pasado a saludarme el día y me ha traído una botellica de agua de rosas que dice que es buenísima para el cutis. ¡Míralo tú, que detalloso, el chiquillo!
-Da mucha suavidad en la piel y ahora que viene el frío hay que mantener la piel bien cuidada para que no se estropee ni agriete.
-Muchas gracias, Manolo, me encanta el agua de rosas.
-¿Te queda pomada de rosas para los labios?
-Sí, sí, no te preocupes, aunque me gusta muchísimo me he reservado de ponérmelo estos meses pensando precisamente en tener pa’este invierno.
-¡Mu’mal hecho! ¡Cuando se te gaste ya te traigo yo más, mujer! Que eso para que haga efecto hay que echárselo, ¡en la lata no sirve pa’ná!
-Ya, ya, te prometo que lo voy a gastar pero no me regañes más que hoy es mi día.
Y nos sentamos en las escaleras a charlar mientras la chavalería jugaba por el patio.
-He leído en el periódico que los vecinos de la calle Real de Cartuja dicen que casi todas las noches, a cosa de las once y media o las doce, aparece un fantasma todo vestido de blanco con un farolillo encendido paseando por la calle y tiene a todo el vecindario muertecico de miedo.
Manolín no pudo evitar reírse:
-Los fantasmas no existen. Mañana mismo se lo digo a los de mi pandilla a ver si se apuntan y nos vamos una noche a desenmascar al caradura éste tirándole de la sábana.
-¡Ni se te ocurra!
-Te creerás que tú mandas en mí… Los fantasmas no existen y te lo voy a demostrar.
-A mí no me tienes que demostrar nada, que vayan los guardias que son los que tienen que ir. ¿Y si el caradura, como tú dices, lleva una faca o algo así con que os pueda hacer daño?
-A mí no me engañas, chatilla, dices eso pero tú crees en las ánimas…
-¡Claro que creo en las ánimas pero no en los fantasmas con farolillo!
-¿No te da miedo?
-A mí los que me dan miedo son los vivos, no los muertos.
-En eso, mira tú por donde, te doy toda la razón, reinilla. Otra cosa ¿Cuándo os vais a la matanza?
-El jueves por la tarde o el viernes por la mañana temprano salimos, y volveremos el domingo en el coche de la tarde o el lunes por la mañana, no sé, depende de cómo se tercie la cosa. Ellos ya han empezado hoy a preparar avíos, se supone. Son tres marranos lo que van a hacer este año: el suyo, el nuestro y otro pa’vender. El viernes dos y el domingo el último.
-Yo nunca he ido a una matanza.
-Pues podrías venirte el sábado con mi padre, que como él tiene que trabajar se sumará más tarde. Espera, que le pregunto a mi madre a ver si es posible, ahora vengo…
Subí, le pregunté a madre, madre le preguntó a padre y padre dijo que encantado de que nos acompañe:
-Ya sabes que mis parientes siempre agradecen otra mano más de trabajo en estos días y el chiquillo, las cosas como son, es trabajador como nadie. Si se porta bien, podríamos incluso pagarle su ayuda con alguna chacinilla de las nuestras para que la disfruten en casa para esta navidad, pero no le digas ná que le demos la sorpresa.
Bajé pitando pa’bajo:
-Que dice mi padre que sí te puedes venir pero que te hagas el cuerpo de que te van a hacer trabajar…
-No sé, tendría que preguntarle a mi Madre antes, que no sé si ella me tiene pensado algún invento para este fin de semana…
-Na’que no se pueda hacer otro día, y si es por el dinero del viaje estate tranquilo porque mi padre, yendo con él, no te va dejar que lo pagues.
-¡Cómo va ser eso!
-Siendo. Así que mañana ya me dices para que quedes con él para viajar.
-Pues ya te diré.
-Pues prepárate ropa de abrigo…