Querido Diario:
Me he propuesto no hablar de las Elecciones porque no estoy dispuesta a que me amarguen estas fiestas pero, bueno es advertir, que se está empezando a levantar la gente contra la candidatura de La Chica. Veremos a ver en que acaba el folletín. Hoy viene el periódico plagaíco de columnas y sentencias en oposición a sus pretensiones.
Yo, a mis cosas, que no quiero berrinches.
Esta tarde he estado leyendo con Loli que le he dejado mi libro de fábulas de Iriarte que me regaló el abuelo el otro día para que practique. La verdad es que desde que se aprendió las letras bordando, hemos leído cuatro días pero avanza a muy buen ritmo.
Le gusta mucho, dice que desde que se enteró que en el banco estaban buscando alguien joven que sepa escribir a máquina, ha decidido que quiere aprender y de mayor ser secretaria.
Pues no sé en qué máquina va a aprender… así que se lo comenté a Papa-Antonio y se nos ha ocurrido coger una tablilla de esas que tiene arrambláh en el cuarto’lo hondo y pintarle las letras como vienen en las de las máquinas de escribir para que aprenda a mover los dedos como las mecanógrafas, y regalárselo para Reyes.
Ahora lo que necesito es una máquina para copiar el molde y podérselo pintar en el tablero. Y le he pedido a Padre que me lleve un día al Ayuntamiento para poder acceder a alguna y fijarme como es. A Padre le ha parecido una buena idea, y como tiene llaves del Consistorio me ha dicho que pedirá permiso para llevarme una tarde y así no interrumpo el trabajo de nadie con mis inventos.
Para no perder tiempo el día que vaya, voy a preparar un papel de seda pa’que sea na’más que ponerlo encima, calcar las teclas y poner donde va cada letra. Yo saco el molde y Papa-Antonio lo graba en la tablilla. Así se entretiene en casa, que está muy apocao con el frío el hombre.
Si es que los años no perdonan…