MaRGaRiTa MaRíN
Querido Diario:
¡Menudo mal rato que me he llevao hoy al leer el periódico!
“La Capilla Real ha ardido esta noche”
¡Mare mía, cuatrocientos años de arte e Historia hechos cenizas!
“El toque de ánimas acababa de sonar; apenas extinguido el melancólico eco, un inesperado clamor a arrebato puso espanto en el corazón, sequedad en la garganta, mudez en los labios y torpeza en el andar”
¡Madre mía, madre mía! ¿Cómo es posible que no hayamos escuchado las campanas si estamos al lao? Vale que, a veces, vivo en la inopia pero ¿nadie en casa las escuchó?
¡Anda que estamos buenos si algún día pasa algo en la casa de al lao!
“Nadie sabía a punto fijo dónde era el fuego; la gente presa del horrible pánico corría alocada de un lado para otro quién buscando a sus pequeños, quien buscando a sus hermanos, quien a sus padres, ya que circulaba el maldito rumor de que el fuego era en cines o en teatros”
¡Mare mía, mare mía! Pues casi mejor no haberse enterao en el momento.
“Al fin se vio salir una densa columna de humo orlada en llamas detrás del Banco Hispano Americano… El fuego era en la Capilla Real”
¡Madre mía, madre mía!
“… ¿cómo iban a respetar las llamas aquella custodia de esmaltes, aquellas tablas… aquellos bordados de la reina, aquel altar de campaña, espada, cetro, corona, cálices y tantos otros objetos tan ricos? Todo ardía por la miseria, por la economía del gasto de unos aparatos extintores…”
¡Pero cómo han permitido nuestras autoridades tal imprevisto, mare mía!
Total, tras dos columnas larguísimas de explicaciones sobre la catástrofe de anoche acababa el artículo con un:
“¡Había estado soñando media hora!”
¿Qué?
¡La madre que lo parió! ¡Era una inocentada del periodista José Torres García!
Anda que… Muy graciosillo el chiquillo, ¡casi me muero del soponcio!
Desde luego a inocentona no hay quien me gane.
Si es que ya, con tanto disparate diario, me lo creo tó.
