Formó parte del foro romano en la antigua provincia romana del municipium florentinum Iliberitanum, de sus entrañas emergieron los grandioso cimientos del palacio de rey Badis, también fue parte de la rica hacienda nazarí y por últimos fue la verde huerta del convento que fundó la mismísima Isabel la Católica.
El Convento de Santa Isabel La Real fue un convento de gran prestigio y realengo y el preferido de la nobleza granadina. Se trataba de las mojas de la Reina ¡na más y na menos! y llegaron ser más de cien.
Con la desamortización de Mendizábal de 1835 se cierran todos los conventos masculinos de Granada. Y también pasa igual con la gran mayoría de conventos femeninos. Pero el convento de Santa Isabel la Real fue unos de los pocos que se respetaron y tuvo que acoger a otras comunidades religiosas que había sido desposeídas.
Fueron casi un siglo de penurias pero en 1922 consiguieron que se declarara Monumento Nacional y pudieron vender el Palacio al Estado.
A principios del siglo XX los porteros del convento recibieron con alegría la llegada de un nuevo vástago al que llamarían Carlos y que sin saberlo llegaría a ser muy popular en el Albayzín. Su nombre reverberando de boca en boca por los vecinos, volvería a bautizar ese enclave que tanta historia guarda denominando el lugar donde vivía este personaje como: “ El Huerto’er Carloh”.